El placer de las pequeñas cosas

Hoy estoy un poco reflexiva. Si bien los martes intento hacer entradas un poco diferentes, a veces reflexionando un poco, otras contando experiencias tipo la choni-boda... Hoy vengo con un tema que el otro día me dio que pensar.

Estabamos hablando en un grupo por whatsapp con mis amigas de la infancia y se me ocurrió preguntar si ya tenían planeadas las vacaciones. Una de mis amigas nos dijo que ella se tiene que ir al extranjero si o si, porque para ella hacer un viaje grande ese vital para su felicidad. Yo os confieso que llevo 4 veranos queriendo ir a RD pero cada año por H o por B pasa algo que impide que podamos irnos de viaje. Un año se hizo daño Morena. Teníamos que curarla cada día y no íbamos a dejarle la responsabilidad a otra persona durante un mes. Además estaba tan asustada que sólo se dejaba curar por nosotros. Al año siguiente tardaron muchísimo a validarme las vacaciones por un pico de trabajo y tampoco pudo ser. El año pasado mi chico tenía todas las pruebas de oncología. Las quería mover para septiembre, pero seamos realistas, primero lo que es primero y más en una cosa tan importante cómo esta. Este año lo teníamos todo de cara hasta que le han movido a mi chico una visita para la revisión de su última operación para dentro de 15 días. Luego tiene que empezar rehabilitación, muy probablemente en agosto, por lo que este año, de nuevo nos quedamos sin ir a RD.

Yo me quedé pensativa con la "necesidad" de mi amiga. Últimamente las cosas no están yendo cómo desearíamos. No me quejo, porque aunque hemos tenido algunos sustos de salud, por suerte todo se va solucionando y podría ser todo muchísimo peor de lo que está siendo. Aunque en estos años no he podido realizar el viaje que tenemos planeado, eso no nos ha impedido dejar de ser felices. Todos los años hemos hecho alguna escapadita. El año que hemos podido ha sido una semana. El año pasado, con un mes repleto de visitas médicas, fueron dos escapaditas de 4 días cada una. Más no se pudo hacer.

¿Sería más feliz si me fuera de viaje al extranjero? Seguramente no. De hecho ya os digo que no. A mi me encanta saborear los pequeños placeres que me da la vida. Puedo ser feliz yendo a la playa (que la tengo a escasos metros de mi casa por cierto), dando un paseo, disfrutando de una cena con unos buenos amigos o simplemente haciendo el tonto jugando con mis bichejos.

Con esto quiero decir que a veces las personas nos "ofuscamos" con cosas superficiales. Nos enfadamos porque no podemos irnos de vacaciones a un lugar paradisíaco, cuando no nos damos cuenta de todo lo que tenemos a nuestro alrededor: nuestra familia, nuestra pareja, nuestros amigos... cosas maravillosas que nos rodean y que pueden arrancarnos un ratito de felicidad. Porque, ¿de qué sirve poder hacerte unas vacaciones de super lujo si luego no tienes a nadie con quien compartir tus malos ratos, o tus ratos de soledad? Yo, desde luego, prefiero tener buena gente a mi alrededor que irme de viajes.

Y esta entrada tan "atípica" que he escrito hoy, me lleva a pensar que tengo que hablaros un día de estos sobre las amistades de verdad y las amistades por interés, que aquí tengo que desahogarme de lo lindo... ¡pero eso será ya otro día!

Un besazo reinas y perdonad por esta reflexión tan rara que he hecho hoy!