La choni-boda (parte1)

Hace unos días hablaba de que había asistido hece unos meses a una choni-boda. Despertó bastante interés y varias me pedísteis que lo contara por aquí. Yo que ya sabéis que me debo a mis fans aquí estoy para empezar con la crónica de la boda.

Para empezar diré que en otras condiciones personales, me hubiera negado a ir ala boda, pero por determinadas circunstancias me vi con la obligación moral de asistir a este espectáculo. Todo empezó cuando  recibimos la choni-invitación. Sólo de verla ya sabíamos que la cosa prometía... la invitación era... un tanto peculiar. Era un tríptico con unas fotos muy a su estilo. Los dos en un sofa. Ella con la camisa de él y quitándole la corbata él con pantalón y sin camisa... vamos muy típico de una invitación de boda!

Unas semanas antes de la boda me fui con mis dos amigas inseparables de la uni a comprarme un vestido. Aprovechamos un día que era festivo en la ciudad donde trabajamos para irnos a la ciudad de al lado (a 9km) a hacer un día de shopping. Nos reimos muchísimos y me compré un vestido azul turquesa y negro cortito precioso.

Llega el día de la boda. Yo entusiasmada no estaba, mi chico menos y mi hermana y mi cuñado ni os cuento... pero íbamos con la expectativa de que al menos nos íbamos a reir del chonismo que allí se respiraba. Llegamos a la iglesia y esperamos a que llegara el novio (es primo de mi madre). Empieza a llegar toda la comitiva y... oh dios mío!!!! Hay otra chica con el mismo vestido que yo!!!! Comprados en tiendas multimarca de fiesta y en ciudades bastante alejadas... manda narices!

Allí empieza el espectáculo. La chica de 16 años se pone a llorar como una loca. Me mira con cara de odio y sigue llorando. Toda la familia mirando y yo pensando, vaya tela con el espectáculo que está haciendo la niña. Viene la madre de la susodicha. Me dice muy sutilmente que por qué no me voy a casa y me cambio el vestido. Le digo que vestidos tengo para dar y regalar pero que la menda lerenda no se cambia de vestido. Que si su hija está enfadada que vaya y se lo cambie, que yo estoy encantada de la vida con mi vestido... La otra sigue llorando, monta un drama. Toda la familia se agolpa a su alrededor para consolarla. Su madre dice que yo le he arruinado el día... ¡que empiece la fiesta!

Por fin llega la novia... que novia más choni!!!! Llega con casi una hora de retraso. La han tenido que maquillar tres veces. Cuando se veía maquillada se abrazaba a su madre, se ponía a llorar como una loca y vuelta a empezar... todo el maquillaje estropeado.

Entra su madre llorando a la iglesia. Llorando como si le hubieran dado la peor noticia de su vida. Llorando como no había visto a nadie llorar así en una boda. Tengo un tío que no se calla nada y disimuladamente me pregunta que quién es esa suprema de Móstoles. Le indico que la madre de la novia muerta de la risa. Dice, vaya esto promete. Entra la novia del brazo de su padre. Más lloros. La novia no puede ni avanzar por el pasillo porque le da la llorera. Llora igual que si tuviera los pies llenos de juanetes que la estuvieran matando de dolor. La gente normal que asiste a la boda estamos un poco alucinaditos del espectáculo que estamos viendo.

Termina la ceremonia (nada emotiva por cierto) y es el momento de ir al restaurante... pero eso os lo cuento la semana que viene!!!